La Plata, Bs As.
Viernes, 29 marzo 2024

ERA MOURELLE
Mar del Plata en manos de un Virrey
El intendente Carlos Arroyo hace tiempo no maneja los hilos de la gestión local. El secretario de Economía, Hernán Mourelle, hace y deshace a su gusto para trabajar en un proyecto propio. La Provincia, que lo ubicó allí, le soltó la mano. En el medio de la interna de Cambiemos, el distrito queda en el olvido
Mar del Plata en manos de un Virrey
La llegada de Mourelle no fue en soledad. Lo hizo con el respaldo político de la provincia de Buenos Aires y del ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre. Además, aterrizó con el visto bueno para tomar todas las decisiones que él crea necesarias aunque el Ejecutivo no las considere así. Es decir, llegó con súper poderes desde la gobernación y no desde la comuna.

Indeclinablemente, Mourelle se convirtió en el poder real de Mar del Plata por sobre Carlos Arroyo. Como si fuera poco, el Intendente, más de una veces criticado por las gestiones superiores de Cambiemos, no logró imponerse en la mesa chica y el Virrey Mourelle se afianzó. Las primeras discusiones a puertas cerradas acabaron por consolidarlo y Arroyo no pudo repetir la hazaña de meses previos contra Horacio Rodríguez Larreta.

Vale recordar que Mourelle no es el primero de los extranjeros en Mar del Plata. Antes, un lapso acotado de tiempo, Agustín Cinto quiso ser juez y parte de las decisiones marplatenses, además de ser el nexo entre la ciudad, la Provincia y la Nación. El muchacho que respondía al Jefe de Gobierno porteño no supo llevar al alcalde que en las primeras semanas de gestión se mostraba fortalecido y acabó por ser eyectado del equipo municipal.


Sin embargo, el paso del tiempo todo lo deteriora y así se encuentra la gestión de Arroyo. Sin fuerza, sin compañía local, tomó a Mourelle como un hombre propio. “Si no puedes con el enemigo, unete”, la vieja premisa maquiavélica fue tomada por el líder de Agrupación Atlántica. De esa manera, empezó a ver con buenos ojos al foráneo y a aceptar todo lo que él diga.

Así, de a poco, Mourelle se convirtió en el verdadero Virrey de Mar del Plata. Todo, mientras preocupado en la disputa electoral 2019, Arroyo aseguraba más de una vez que: “A mi nadie me va a mandar ningún virrey, absolutamente nadie, no tengan ninguna duda. ¿Saben por qué? porque yo tengo dignidad. A mi me votaron 180 mil marplatenses, mi única obligación es con los marplatenses que me votaron, con nadie más”. El Virrey ya estaba instalado, un Virrey bastante más peligroso y con poder a mano. Pero claro, todo lo que sube, tiene que bajar.


Los días de gloria de Mourelle no duraron mucho y el uso desmedido del poder lo ubican en el centro de las acusaciones de los propios integrantes de Cambiemos. Si bien Arroyo lo supo apañar y, según comentaron desde el palacio legislativo local a La Tecla.info, lo tomó “casi como si fuese un hijo”, ingresó en una debacle que no muestra un horizonte favorable.

“Le han dejado mucho espacio, hace lo que quiere”, explica uno de los pesos pesados de Cambiemos en el distrito que tiene una condición para las reuniones de gestión: Que Mourelle no sea parte. En ese sentido, desde La Feliz agregan: “vino a pelearse, se peleo con la Unión Cívica Radical, con los propios, con todos. Es una suerte de un `otro yo´ de Arroyo”.

La Provincia misma sabe y acepta que quien debía dar una solución a Mar del Plata se convirtió en un problema. “Por suerte está bastante delimitado que Mourelle es gestión local y no lo relacionan con nosotros”, explicaron a La Tecla.info.

Asimismo, entre las hipótesis que la política marplatense maneja sobre el Virrey la que prima es que “no tiene compromisos”. De esa manera, remarcan su condición de extranjero como un plus a la hora de querer pelearse con todos y poner su cargo como una suerte de enviado divino. “Nunca se va a someter al rigor de una elección y por eso va, va, va. No le importa nada”, sentenciaron desde Cambiemos.


Claro, algunos consideran que el futuro no será muy auspicioso para el hombre que llegó apoyado por Lacunza y rompió la relación para priorizar las aspiraciones personales. Inclusive, la última reunión que mantuvo el lunes con legisladores locales entre quienes estuvieron los peronistas Alejandra Martínez, Rodolfo Iriart y Juan Manuel Cheppi más los oficialistas Franco Bagnato y Lucas Fiorini, cayó mal en la Legislatura bonaerense.

El encuentro tuvo como objetivo “pelear” por obras y recursos para la comuna, eso fue lo que cayó mal. “¿Qué competencia tiene? Es una imprudencia que se meta en una discusión provincial”, cuestionaron a este medio.

La otra hipótesis sobre el Virrey es más sencilla y directa: “se subió a una moto y no lo pueden bajar”. La misma sostiene que “le gustó la exposición mediática y a fuerza de ajustes se quiere hacer conocido”. Incluso, sostienen que la verdadera intención del Virrey Mourelle es ser marcado como el futuro candidato a suceder a Arroyo. Por ello las constantes peleas con las patas políticas de Cambiemos y la discriminación a la hora de recibir recursos provinciales para el año electoral.

Mientras, la comuna queda a la deriva de la disputa interna producto de un intendente sin poder, un Virrey con ambiciones profundas y un sector de Cambiemos que no quiere quedarse sin el pan y sin la torta.

El escenario previo al desembarco

Hernán Mourelle llegó al distrito con el único aval de la provincia de Buenos Aires. Su llegada se pergeño entre el Ejecutivo, el ministerio de Gobierno y el ministerio de Economía. El objetivo de la estadía de Mourelle en el distrito era acomodar los números de las cuentas municipales.

Es que, desde la asunción de Carlos Arroyo, la economía trajo varios dolores de cabeza y por ello en varias oportunidades golpearon las puertas de la cartera que conduce Hernán Lacunza.

En los primeros seis meses de gestión, la comuna ya estaba atrasada con proveedores y sin dinero para cumplir con el pago del medio aguinaldo. Se realizó un salvataje, pero al poco tiempo volvieron los pedidos. Una, dos veces más hasta que se le cerró el “chorro” de recursos.

Incluso, se produjo un mano a mano entre María Eugenia Vidal y Arroyo en el que la misma mandataria le explicó que la gestión necesitaba mejorar los números. No funcionó. Por ello, los últimos salvatajes fueron realizados directamente desde el Tesoro de la Nación.


Si te vi, no te conozco

Tal como se informó, el secretario de Economía de Mar del Plata fue puesto en funciones por el gobierno bonaerense. Sin embargo, en calle 6 buscan evadir cualquier tipo de responsabilidad sobre las acciones de Mourelle. Las actitudes tomadas, sobre todo contra la Unión Cívica Radical, más la constante necesidad de demostrar poder de manera pública, hicieron que se quiebre la relación.

El ministro de Economía, Hernán Lacunza, no lo reconoce más como un enviado a manejar las cuentas y desde la pata política señalan que “no lo pudimos contener”. Los que prefieren hilar fino, aseguran que la relación con el ministro bonaerense “se rompió feo, se pelearon”.

El motor del enfrentamiento con el funcionario, destacado por Vidal su impronta meramente técnica, fue justamente la constante exhibición del Virrey producto de enfrentamientos.
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